El símbolo que no pudieron destruir
El 16 de Septiembre de 1955 se desata en Argentina la dictadura cívico- militar autoproclamada Revolución Libertadora, llevada a cabo por el General Eduardo Lonardi, quien derrocaría al General Perón después de una década en el poder.
El 13 de noviembre de 1955 el general Pedro E. Aramburu era designado nuevo presidente en remplazo del gobierno de Lonardi y su incapacidad de contener a los grupos peronistas que se oponían y reclamaban. El nuevo gobierno avanzó en la ofensiva contra los trabajadores, declaró intervenida la CGT, dispuso la intervención de los sindicatos, e impuso el Decreto-Ley 4.161 que prohibió el uso de todo tipo de símbolos peronistas.
Francisca Caradona, quien trabajaba en la Fundación Eva Perón, preocupada por la destrucción constante de símbolos peronistas, decide salvar el busto de Eva, construido por Constantino Lampa e inaugurado el 17 de octubre de 1952, que se encontraba en la intersección de las calles Independencia y Sarmiento, donde hoy se encuentra el Monumento a la madre. Procede a trasladar el busto en una carretilla cubierta de ropa hasta la casa de los Caradona (dónde se encuentra actualmente el Registro Civil) y luego a enterrarlo en su jardín. Pese a ser llevada a la comisaria y a las constantes amenazas ella no reveló el paradero del mismo. Tras un tiempo se lo entrega a Miguel Ángel Guevara, quien en ese momento fuese Director de la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez y también perseguido por la dictadura militar, finalmente allí se pierde el rastro del paradero del busto de Eva Duarte de Perón hasta hoy en día.